
¿Quién es Jöel H. Prévost?
Lo cierto es que, tras esa pregunta, podrías encontrar infinitud de respuestas: desde que soy un chico totalmente convencional criado en una familia monoparental en la encantadora ciudad de Tarragona; pasando por que soy alguien al que le encantan los juegos de rol, morir mil y una veces en el Dark Souls, montar puzzles de tropecientas mil piezas, cantar delante de gente a la que sé que le incomoda, bailar torpemente con la misma canción de Youtube a las tantas de la noche y, entre muchas otras cosas más, achuchar animalitos propios y ajenos; y llegando, por ejemplo, a mis mil y una anécdotas de la carrera, de cualquiera de mis dos másteres, de mis viajes por Holanda, Francia, Inglaterra y la mismísima África o de alguno de mis pocos pero extremadamente intensos trabajos como periodista, redactor, editor y corrector editorial.
Sin embargo, aunque todo eso forma parte de quien soy, creo que lo más importante que conozcas de mi es que:
-Soy una persona obsesivamente trabajadora. Para mí 8 horas de jornada laboral es el equivalente al descansito entre horas para el café. No, en serio, si tengo un proyecto, me encargan algo o, en su defecto, hay alguien que depende de mí y de mi trabajo puedo ser un auténtico animal. Créeme, es más fácil que me encuentres activo a las cinco de la mañana que a las once. De hecho, se podría decir que aguanto trabajando hasta que sale el sol, momento en el que el saludo, le hago una peineta y ya si eso, si creo que he cumplido, me voy a dormir.
-Soy ultraperseverante. Ya ves, todo lo que hay aquí es prueba de ello: es el resultado de años e infinitud de horas de tesón, duros momentos y sacrificios tan valiosos como difíciles. Sin embargo, jamás apuesto o me desgasto en cosas en las que no le veo futuro. Simplemente, si no lo veo claro, me verás cumplir sí, pero nunca al máximo nivel.
-Soy ultracrítico. Sí, lo sé. A veces puedo ser difícil de llevar, pero, eh, sin ningún tipo de acritud. Tan duro y brutalmente honesto como lo soy contigo lo soy, y más, conmigo mismo. La perfección es una utopía sí, ¿pero qué coño? Solo se puede aspirar a ello trabajando duro por ser, en la medida de nuestras posibilidades, un poquito mejor.
-Soy un chapas. Sí, lo sé, no mola nada, ¿pero qué va a hacérsele? Cuando algo me apasiona me absorbe. Soy intensito pero, eso sí, no suelo dar puntada sin hilo y, además, sé muchísimo de lo que me apasiona y me encantará compartirlo contigo.
-Soy un amante absoluto, declarado y rematado de la Criminología. No, en serio, viene muy a colación de lo anterior, pero pregúntame lo que quieras. Debate conmigo, deja que te hable de teorías, leyes, puntos de vista, técnicas, en fin... si me tiras de la lengua te planto una disertación casi infinita sobre el delito, sus causas y el papel que juega en nuestra sociedad. ¡Ojo, que ahí es nada!
-Soy un alma curiosa y aprender es mi hobbie número 1. Fíjate, simplemente para este libro he tenido que aprender, entre muchísimas cosas teóricas relacionados con los sucesos y aspectos clave de la novela, a maquetar, a diseñar, a hacer webs increíbles como esta... Ahora mismo, de hecho, estoy aprendiendo a tocar el piano. Estoy lejos de ser bueno (ves, te dije que era crítico) pero sé juntar un par de notas y que suenen algunas cosas mínimamente aceptables y reconocibles.
-Soy piscis. ¿Qué? Es una subnormalidad, lo sé, pero lo soy y, ¿yo qué sé? Habrá a quien le importe, ¿no? Los piscis somos creativos, nobles, idealistas, soñadores, románticos, somos unos amantes increíbles, tenemos un CI de 520, somos unos fieras haciendo malabares —normalmente en el amor—, y, claro, obviamente, somos absoluta y rematadamente apuestos y encantadores. Yo mismo, sin ir más lejos, soy todo eso y más... y por más quiero decir que tengo ***** mil cm de ya sabes tú el que. Ah, y se me olvidaba, somos despistados y... supongo que tendemos a exagerar. ¿Qué cosas no?
Pero lo más, más importante son las siguientes dos cosas que siguen:
-Yo, Jöel H. Prévost soy la clase de persona que cree que sus animales son como sus hijos. Sí, muy loco todo, pero en serio, amo a mi perrita Estela. Joder, si la vierais, vosotros también la amaríais. Si el mundo volviera a la edad de piedra y nos quedásemos sin luz, creedme, mirad hacia mi casa porque Estela tiene toda la necesaria para irradiar de aquí hasta Alfa Centauri. Buagh, qué asco, joder, soy tan ñoño que me acabo de morder la lengua y solo me ha salido azúcar industrial. Pero, bueno, es lo que hay: si mi Estelita es el tema de conversación y, créeme, es el mejor tema de conversación, te daré una calurosa bienvenida a mi fábrica de diabetes personal. ¡Enhorabuena, te voy a dar mucho pero que muchísimo asco! Pero shhh, mal que te pese Estela seguirá siendo lo más mejor del mundo.
-Y, finalmente, y nuevamente: Yo, Jöel H. Prévost, soy la clase de persona que hace promesas que SÍ va a cumplir y esta, querido o querida mía, es para ti: prometo, en la medida que me acompañes en esta gran e incierta aventura que es escribir, dar lo mejor de mí, mi máximo esfuerzo y todo lo que soy, incluyendo tanto lo que está aquí escrito como lo que no, en darte las mejores historias de la que sea capaz. Así, prometo darte entretenimiento, emoción trepidante, sensaciones intensas e historias inolvidables, siempre que estés dispuesto a aceptarme como soy, a darme la mano y a creer que todo cuanto te digo va a ser cierto. ¿Y sabes? Soy un piscis que exagera, pero aquí, créeme, me quedo corto. Juntos, tú y yo; lector y escritor, crearemos un vínculo inquebrantable. ¡Y esa es mi promesa para ti!